En mi experiencia como estudiante de cocina, una de las primeras imágenes que tuve de lo que significa la excelencia en el oficio es un restaurante elegante e innovador; un restaurante fine dining. No somos pocos los que alguna vez nos planteamos ser autores y artistas extravagantes que quieren hacer platos de aquellos que “da pena comer” cuando llegan a la mesa. Técnicas francesas, ingredientes exclusivos, servicio elegante, menús costosos y presentaciones complejas y estilizadas al extremo. Se intuye que es una profesión de intensa y fría competitividad.

Aspiras a la fama; desde el primer día quieres lanzarte a hacer algo nuevo… En definitiva, aspiras al capricho de la perfección. Una perfección mediática; que pide ser fotografiada y colocada en Instagram. Conoces tan poco al principio… que no te das cuenta de que la perfección en la comida no necesariamente se ve así. Que, incluso, la mayor parte de la comida realmente única, tiene un aspecto completamente distinto, y que es accesible para la mayoría. Es más; la comida única se puede hallar, en toda cultura, en su cotidianidad.

Esta es una de las geniales lecciones contenidas en el programa de Netflix Ugly Delicious, narrado por el Chef coreano-estadounidense, David Chang. En medio de pizzas, tacos, parrilladas, pollo frito, mariscos, pastas y salteados, Chang nos hace reflexionar acerca de la comida y su valor real; su función cohesiva en la sociedad y su virtud de hacernos única e inigualablemente felices. En el primer capítulo, Chang pide Domino’s pizza; una de sus favoritas.

Y mientras sus colegas viajan a Nápoles para probar la más auténtica y artesanal pizza Margarita, él se adentra en el mundo de Domino’s y ayuda a repartir las órdenes a domicilio. Su postura es firme: No le gusta que le digan lo que le puede gustar, y lo que no. Así de fácil. Y con esto da a entender que el buen comer no es una cuestión de dinero, o de atavismos culinarios, sino algo más espontáneo y mutable, más humano.

En otro capítulo nos habla del significado que tiene el asado para la comida sureña estadounidense, de cómo ha cambiado y de dónde viene.

Del esfuerzo y experticia que requiere preparar un animal entero y de cómo puede unir a una comunidad alrededor del fuego y el exquisito olor que los llama de vuelta a su infancia. Observamos lo que significa este arte para una maestra parrillera de 80 años y cómo se ha ganado el cariño de toda la comunidad en base al amor que pone en su labor.

Y al otro lado del mundo se nos muestra cómo entiende un Chef Japonés lo que es cocinar sobre brasas; un tipo completamente distinto de experticia y delicadeza que, según Chang, es digno de tanta fama como cualquier otro restaurante de tres estrellas Michelin. Veremos las diversas formas que hay para preparar un “sencillo” pollo frito y lo que representa este plato para la comunidad afroamericana de Estados

Unidos, e inclusive de la lamentable connotación racial que ha adquirido. Veremos cómo este plato se ha vuelto un favorito en todas partes del mundo y por qué. Nos adentraremos en el mundo gastronómico de las comunidades migrantes Vietnamitas, Chinas, Coreanas, Mexicanas e Italianas. Cómo viven y cómo se han ganado su sitio en el mapa gastronómico Estadounidense.

En definitiva, Chang nos hace reflexionar con toda seriedad lo que significa la comida y lo que consideramos apetitoso. Nos hace redescubrir un fondo y un trasfondo que deja de lado la sobrevalorada forma, aunque sea por un momento. Nos muestra de dónde venimos; algo que los mejores chefs del mundo, como Massimo Bottura y Rene Redzepi (participantes en el programa) tuvieron que aprender primero para

llegar a ser los geniales interpretadores que son. ¿Cómo viajan los sabores? ¿Cómo se adapta y llega a ser algo icónico en otro lado del mundo? ¿Qué significa esta comida para los migrantes que la traen, y qué podemos aprender? Esta y tantas otras ideas culinarias se discuten, debaten y degustan en una divertida y desacomplejada serie que pondrá hambriento a cualquiera.