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Claves para el vino ideal

Ilustraciones por Karlha Echeverría


antes de hacer una compra tienes que reflexionar sobre tres factores clave que influyen a la hora de elegir un vino: presupuesto, ocasión y maridaje.


Frente a una carta de restaurante, la estantería de un supermercado o el exhibidor de una tienda especializada solemos sentir verdadera confusión al no saber cómo elegir un vino. Suele suceder que para facilitar las cosas hacemos "apuestas seguras" y terminamos comprando siempre lo mismo: aquel vino que probamos en alguna ocasión y nos gustó mucho. No obstante, y como se suele decir, “el que no arriesga no gana” y, si no salimos de la zona de confort, difícilmente podremos ampliar nuestro espectro gustativo. Para empezar, buscar guía es siempre una excelente idea. Si tienes la suerte de encontrar una tienda especializada con personal preparado (que cada vez son más en Ecuador) siempre será bueno preguntar sin vergüenza, no eres el primero en desconocer sobre el tema. En medios digitales también puedes investigar, específicamente redes sociales y apps especializadas como Vivino, donde los wine lovers independientes hacen sus propias valoraciones sobre vinos.

Sin embargo, algo que puedes hacer por cuenta propia siempre antes de hacer una compra es reflexionar sobre tres factores clave que influyen a la hora de elegir un vino: presupuesto, ocasión y maridaje. Analicemos uno por uno estos factores para ayudarte cuando estés en este dilema. Obviamente, como en otras decisiones relacionadas con una compra, el presupuesto influye mucho en la opción final. En Ecuador, visto el auge de esta afición, muchas empresas medianas y grandes se han lanzado a ampliar su catálogo u otras a emprender en la importación de vinos. Esto causó que haya más oferta y más competencia, lo que nos ayuda a encontrar vinos con buena relación calidad precio.

Vemos que se aplica sobre todo a los vinos chilenos y argentinos y, un poco menos a los europeos (en este caso a veces nos resulta curioso si son demasiado baratos y nos entra la duda del por qué del precio). Por otro lado, la ocasión es clave a la hora de elegir un vino. No es lo mismo comprar un vino para una reunión de amigos que para una cita romántica. Factores como la época del año y el distinto gusto de las personas sobre su tipo de cepa deben ser considerados. Es súper importante tener en cuenta los gustos de las personas a la hora de compartir un vino. Aquí te presento un par de tips para poder relacionar sus gustos y poder adivinar el tipo de vino que les gusta tomar. Aquellas personas que acostumbran a tomar café espresso y sin azúcar, suelen tolerar y gustar más de vinos potentes con taninos marcados, de mucho cuerpo (un Cabernet Sauvignon o un Shiraz). Por el contrario, aquellos con menos tolerancia a sabores potentes van a disfrutar mucho más un vino afrutado, quizás con poca crianza, que puede ser un rosado de la cepa Grenache o, incluso para los más golosos, un vino de la variedad Gewurstraminer. Lo que es seguro es que sí hay un vino adecuado para cada momento y hay que probar varios para poder saber cual escoger. Dicho esto, hablemos de la tercera variable: el maridaje. Si estamos buscando vino específicamente para maridar una comida como aperitivo, brunch, almuerzo o cena tenemos que actuar en consecuencia. La idea principal del maridaje es realzar el sabor de la comida con la bebida que acompaña los platos.

Sin ahondar demasiado en lo que al wine-food pairing se refiere, podemos aconsejarles que utilicen el maridaje por afinidad que es el más sencillo de conseguir. Esto es, comidas ácidas con vinos de alta acidez, postres con vinos de azúcar residual o muy dulces, salsas densas con vinos altos en cuerpo, etc. Más adelante profundizaremos en este apasionante tema del maridaje, pero hasta eso creo que se entiende la dinámica. Finalmente, cuando sales a comer y te enfrentas a la carta de vinos de un restaurante los mismos factores se pueden aplicar (presupuesto, ocasión y maridaje). Evaluar el rango de lo que quieres o puedes gastar (considerando que en los restaurantes debes contemplar un costo bastante más alto), los platos que vas a ordenar y la ocasión en la que estás.

¿Qué tal un par de ejemplos prácticos? Muchas veces imaginarse una situación hipotética te ayuda a entender un poco más sobre cómo aplicar estos factores. Examinemos algunas:

1.- El escenario es una cena romántica en un restaurante italiano donde la especialidad son las pastas frescas y pizzas de masa delicada. Sujeto #1 gusta de sabores fuertes y de hecho seguro que va a aderezar con peperoncino su pasta. Sujeto #2 no tolera sabores fuertes y seguro ordenará una pizza margarita. Tal vez un merlot chileno gama media sería la solución a este dilema.

2.- Viaje de un gran grupo amigos a la playa. La diversidad de gustos aquí es el problema. Un espumante versión ice va a gustar tanto a amantes del vino como aquellos que prefieren otras bebidas. En el mercado ecuatoriano hay algunas etiquetas y se refieren a un vino espumante especialmente elaborado para servir sobre hielos. Creo que a cualquiera le podría apetecer una bebida refrescante y burbujeante al borde de una piscina, ¿no?


Como pueden ver, siempre hay un vino perfecto que puede encajar en cualquier momento, presupuesto y con cualquier plato. La idea base siempre será probar, probar y probar. ¡Salud!